Por la Profesora Dra. Janet Smith

Muchas parejas que han utilizado-métodos de planificación familiar natural testifican que el uso de la PFN, aunque no siempre es fácil, ha sido beneficioso  e incluso a veces muy beneficioso para sus matrimonios y para la vida espiritual de cada uno. Sus testimonios no son difíciles de encontrar en la literatura de organizaciones que promueven  la PFN  e incluso en los “blogs de mamás”. Afortunadamente esta respuesta a la PFN no es infrecuente y es una muestra de que este testimonio debe ser escuchado en todas partes.

 

Igualmente se escuchan personas que están descontentas con el método de la PFN y también están descontentos con sus promotores. Las quejas que tienen no son para sorprender; ellos descubrieron que la  PFN exige demasiada abstinencia y demasiada atención a los detalles en momentos inoportunos, y resulta en demasiados niños. Sin embargo, la mayoría de los que se quejan, no regresan a la anticoncepción ni  recomiendan que otras parejas lo hagan. Estas parejas aceptan la enseñanza de que la anticoncepción no va de acuerdo con el plan de Dios para la sexualidad y están dispuestos a aceptar los desafíos de respetar ese plan; ellos más bien quieren que los promotores del método de PFN sean más honestos y reconozcan que  el método no es color de rosa para todo el mundo.

 

De acuerdo. No me cabe duda que algunos promotores de la PFN lo “embellecen” y no dan a conocer claramente que la PFN puede ser bastante difícil para algunos, que puede interferir con la intimidad conyugal y que los “fallos”—bebes (dulces regalos de Dios) realmente requieren mucho trabajo. Es justo reconocer también que la anticoncepción no es la cura todo que muchos creen, sino que trae su propio conjunto de desafíos. Es importante tomar en cuenta la amplia gama de razones por las cuales la PFN puede llegar a ser difícil. Una conversación privada que tuve con una mujer que ha utilizado la PFN en su propio matrimonio e incluso ha entrenado a cientos de parejas, ha abierto mis ojos a algunos de los desafíos que vienen con el uso de la PFN. Ella compartió su tristeza y frustración al saber que las personas que están luchando para implementar el uso confiado y eficiente de la PFN, batallan porque con frecuencia han carecido de instrucción por expertos, y por la falta de tutoría frecuente y continua de un maestro, o por el uso de un método que se ajuste mejor a ellos, su desconfianza podría disminuir en gran medida  y aumentar la eficacia de la PNF. Ella compartió que algunas de las dificultades encontradas en el uso de la PFN son una manifestación de problemas de salud ya existentes no diagnosticados, como los desequilibrios hormonales, que una evaluación por un medico entrenado en PFN puede resolver, lo que mejoraría no sólo la capacidad de la mujer para discernir su fertilidad ¡sino de su salud también! Ella se dio cuente de que  algunas de las dificultades en el uso de NFP pueden tener sus raíces en la discordia conyugal o de los tipos de luchas personales que todos encontramos en nuestro esfuerzo para conformar nuestros deseos al llamado elevado a la castidad: desafíos tales como el miedo y la ansiedad, la falta de auto-disciplina y la falta de generosidad. En pocas palabras ¡todos somos humanos!

 

Créanme, no me interesa culpar de nuevo a los objetores y, de hecho, simpatizo con todos aquellos que encuentran dificultad para algo que requiere la búsqueda de ayuda, algo que exige trabajar en la calidad de las relaciones y exige disciplina, ya que yo tengo los mismos retos. Simpatizo aún más con aquellos que encuentran las exigencias de la vida moderna casi abrumadora debido a desafíos especiales, como los que cuidan de los niños con discapacidades, o los que tienen familiares de edad avanzada, o los que enfrentan sus incapacidades propias, diabetes, alcoholismo, problemas de salud, parálisis, y aquellos para quienes y el uso de la PFN se dificulta por razones del mismo método.

 

Aquellos que siguen usando la PFN, a pesar de las dificultades, ya que quieren ser católicos fieles, con más razón merecen ser admirados. La mayoría de estas personas, desde mi experiencia, están de acuerdo que la anticoncepción es contraria al plan de Dios para la sexualidad y seguramente hace que su cumplimiento sea más fácil. Pero también están aquellos que aunque no entienden ni aceptan las razones detrás de las enseñanzas, siguen rechazando el uso de la anticoncepción porque están comprometidos a ser fieles miembros de la Iglesia que Jesús estableció.

 

Algunos, sin embargo, comienzan a cuestionar la enseñanza sobre la anticoncepción y el rol de la Iglesia Católica como juez de moral. Ellos creen que su vida sería notablemente mejor si pudiesen usar un condón de vez en cuando y que deberían ser autorizados a hacerlo. Quieren que su experiencia y juicio sean honrados.

 

Esta  queja se ha hecho tan anticuada, como es que hombres célibes que-no tienen experiencia de los retos del matrimonio y de la paternidad estén a cargo de la enseñanza de si métodos anticonceptivos están o no de acuerdo con los bienes del matrimonio. ¡Ay! Parece que se les ha olvidado que estos viejos, hombres célibes-tienen la guía del Espíritu Santo y el don de la infalibilidad con respecto a los problemas morales que son parte de esto. Incluso, un gran número de aquellos que encuentran la anticoncepción contraria al plan de Dios para la sexualidad son esposos, esposas, padres y madres. Ellos hablan desde sus experiencias, y confirman que la anticoncepción realmente no permite que la pareja se auto entregue en su totalidad, lo cual es parte esencial para el acto sexual completo.

 

Algunos afirman que la moral Católica hace excepciones a otros actos—Si bien matar es siempre malo, matar en autodefensa es moral; y AUNQUE robar es malo, está bien tomar el pan cuando uno muere de hambre, etc. El hecho es que ninguna de estas son realmente “excepciones”,  solo en apariencia. No es que matar sea siempre malo. Lo que es malo; es el asesinato y la matanza de los inocentes. Esto siempre está mal. No es que tomar algo que no te pertenece es siempre malo, pero, como dice el Catecismo “tomar algo en contra de la voluntad razonable de su dueño” y un dueño razonable sacrificaría una propiedad suya para alimentar a los hambrientos. La enseñanza sobre la anticoncepción también es razonable; Si bien siempre es malo que  los cónyuges tengan relaciones sexuales dejando a Dios fuera del terreno de hacer bebes, las mujeres pueden utilizar un anticonceptivo para su autodefensa contra la impregnación por un violador. Es frustrante ver que se malinterpretan las enseñanzas de la Iglesia Católica y la acusan básicamente por su falta de matices y consistencia.

Luego está la cuestión de la “conciencia”. ¿No se supone que las personas hacen lo que sus “conciencias” les dictan? Debe reconocerse que algunos de los que rechazan, o no están convencidos de la inmoralidad de intentar frustrar la posibilidad de procreación que Dios escribió en el acto sexual, han hecho todo lo posible para comprender y aceptar esa enseñanza. ¿No estarían entonces actuando con buena conciencia si usan anticonceptivos (al menos anticonceptivos no abortivos)? ¿Qué pasa con aquellos que han intentado entender por qué la fornicación o la masturbación o el adulterio o la pornografía o el racismo están equivocados y simplemente no pueden entenderlo? Ellos sienten que “deben” participar en tales practicas  y no se sienten culpables por su comportamiento. ¿Por qué no deberían “obedecer su conciencia?”

En seguida se escucha la cuestión de la consciencia. Puede ser confuso cuando se dice “Es necesario obedecer tu conciencia, pero no si la conciencia dice utiliza un método anticonceptivo o se  racista (por ejemplo) en este caso se trata de una conciencia errónea.” Pero si entiendes la razón de la conciencia, ya no es tan confuso.

 

Entonces, no corresponde a la conciencia decidir si el aborto o el racismo o la anticoncepción son o no buenos. Esas son verdades que una consciencia informada (sindéresis, realmente), en virtud de la ley natural (con la ayuda de la revelación y del magisterio) aprende y luego conoce, entonces—no son ni  jueces ni decisiones—ligeras las que han determinado lo que es correcto o incorrecto. Es sobre estas  bases de ese conocimiento que la conciencia entonces es la que determina si algún acto está de acuerdo con las verdades morales que ya conoce. Con la orientación de la oración, la consulta con los demás, etc. la persona de conciencia bien formada calcula si una determinada acción—como el tratamiento de un embarazo ectópico—es un aborto o no lo es. El aborto es siempre un acto malo y puede ser fácilmente  desenmascarado a través de la razón y de la enseñanza moral católica; cómo tratar a cada embarazo de riesgo no se puede saber tan fácilmente. Por lo cual,  después de la debida consulta y deliberación se podrá tomar una decisión en buena conciencia.

 

Las conciencias que no alinean con la enseñanza moral de la Iglesia Católica, están dominando la  opinión popular contra la guía del Espíritu Santo. Algunos consideran la postura de la Iglesia Católica en favor de la verdad, como una postura ofensiva, inauténtica, e incluso como abusiva y que no está de acuerdo con su sentido de que las cosas tienen más tintes que simple blanco y negro. Pues bien, ¡está bien!, todos los que toman esta postura son libres de hacerlo, pero lo que no está claro es el por qué la Iglesia Católica debe ajustarse a sus incertidumbres para satisfacer sus perspectivas vacilantes, una y otra vez sobre los mismos argumentos. A final de cuentas, o bien la Iglesia Católica tiene razón de que la anticoncepción nunca está de acuerdo con el plan de Dios para la sexualidad, o está mal. ¿Hay acaso lugar en la Iglesia Católica para aquellos que piensan que esta está mal con respecto a la anticoncepción, el aborto o el racismo? Sí, por supuesto, y espero que se queden, pero recuerden, una cosa es admitir humildemente: “No puedo entender las enseñanzas y siento que debo seguir mi propio razonamiento”, y otra cosa es decir, “La Iglesia Católica DEBE honrar mi “derecho” y seguir mi propio razonamiento”.

 

Yo simpatizo mucho con aquellos para quienes la aceptación de las verdades morales en cualquier asunto trae grandes dificultades. Mi trabajo con el apostolado de Valor (Courage) me ha puesto en contacto con muchos individuos que llevan la cruz de la atracción por el mismo sexo, una cruz que seguramente compite con la muy diferente cruz de aquellos que luchan con PNF. Aquellos que por primera vez se comprometen con una vida de celibato y castidad, le temen a una vida de terrible soledad. A menudo experimentan largos períodos de una desgarradora soledad, pero a medida que crecen espiritualmente y aprenden a construir amistades castas, sus vidas “solitarias” se vuelven fructíferas y hermosas de muchas maneras. La cruz y la resurrección están estrechamente relacionadas.

 

Aquellos que piensan que la anticoncepción está de acuerdo con el plan de Dios para la sexualidad podrían fácilmente encontrar alguna iglesia que esté de acuerdo con sus puntos de vista. Pero, comprensiblemente, no quieren dejar la Iglesia Católica, y, de nuevo, no quiero que se vayan. Espero que puedan llegar a compartir la opinión de una persona atraída por el mismo sexo que no entiende la enseñanza de la Iglesia Católica sobre la sexualidad, pero la acepta, y me dijo: “Confío en que la Iglesia Católica me da a Jesús en la Eucaristía. Yo creo que también debo confiar en sus enseñanzas morales”.

La Dra. Janet E. Smith, ostenta una Cátedra de Ética de Vida del Padre Michael J. McGivney en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón en Detroit. Ella es la autora de Humanae Vitae: Una Generación Más Tarde y de El Derecho a la Privacidad, editora de Porque Humanae Vitae Estaba en lo Correcto: Un Lector. Más de dos millones de copias de su discurso Contracepción Porque No, han sido distribuidas. Ella será distinguida como la animadora principal en el 50 aniversario de Humane Vitae, Fieles al Designio de Dios, que se llevará a cabo del 27-28 de julio de 2018 en el Centro de Convenciones de Ontario, en el sur de California.